Mónica Giménez y Guillermo Mínguez, un matrimonio valenciano de investigadores químicos, se alzaron con los premios del certamen en la categoría de Ciencia en ediciones anteriores
Los investigadores del ICMol Mónica Giménez y Guillermo Mínguez acumulan una larga ristra de metas compartidas, entre las que destaca el amor. Un amor por la Ciencia que, además, consiguió traspasar todas las barreras y, gracias al cual, han conformado su propia familia.
Motivados por su vocación por la química, decidieron presentarse al certamen Talento Joven de la Comunitat Valenciana, organizado por Levante-EMV y Bankia, proclamándose ganadores en sus respectivas categorías. Una experiencia «única» que, según coinciden en señalar, permite visibilizar no solo los proyectos individuales de los candidatos, sino a la Ciencia desde una perspectiva global. «La visibilidad que tiene la Ciencia es claramente insuficiente. Algo sorprendente, pues la sociedad actual se basa en ella: desde la tecnología a la potabilización del agua o a la búsqueda de vacunas», expone Mínguez, «certámenes como Talento Joven son muy necesarios, ejercen de altavoces que permiten que el conocimiento llegue ampliamente a la sociedad».
Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Sevilla en 2004, se incorporó cinco años después al Instituto de Ciencia Molecular de la Universitat de València (ICMoL), donde estudia el desarrollo de moléculas porosas con aplicaciones en biomedicina, así como materiales bidimensionales análogos al grafeno. Un brillante currículo que lo convirtió en el ganador del Premio Talento Joven en la categoría de Ciencia en 2013.
Siete años después, recuerda la experiencia con gratitud, pues le sirvió para consolidar su incipiente trayectoria profesional. «Fue toda una sorpresa, tuve la suerte de enterarme de la convocatoria leyendo el periódico. Oír mi nombre como ganador fue un cúmulo de sensaciones», admite. «Después de recibir la distinción conseguí un proyecto europeo de dos millones de euros y, posteriormente, el Premio Fundación Princesa de Girona», asegura.
Aunque admite, parafraseando al microbiólogo Francis Mojica, que «los que nos dedicamos a esto por vocación no esperamos ningún tipo de recompensa», animó a su mujer, la investigadora valenciana Mónica Giménez, a presentar su candidatura en la ya sexta edición del certamen cuando regresó de su estancia postdoctoral en la Université de Versailles-Saint-Quentin, donde fue galardonada con el prestigioso programa Marie Sklodovska Curie.
Licenciada en Química por la Universitat de València (UV), también obtuvo el Premio Talento Joven en el apartado de Ciencia hace tan solo dos años, un reconocimiento que «llegó en el momento justo». Recibió la distinción cuando estaba preparando algunos proyectos que, finalmente, resultaron financiados. «En investigación no solo hay que demostrar que un proyecto es válido y que va a contribuir a mejorar el conocimiento, sino que debes argumentar que tú eres la persona idónea para realizarlo», reflexiona. En este sentido, «el Premio Talento Joven certifica tu capacidad como investigadora, otorgando una indudable reputación».
Actualmente, trabaja codo a codo con su marido en el ICMoL gracias al programa nacional Ramón y Cajal, por lo que manifiesta, segura de sí misma, que «he alcanzado objetivos muy importantes, como liderar diferentes proyectos de investigación». Así, este talentoso matrimonio no duda al animar a los jóvenes valencianos a que se presenten a la VIII edición de los Premios Talento Joven en cualesquiera de sus cinco categorías disponibles. «Este galardón te otorga un impacto profesional directamente relacionado con la validación y visibilidad del trabajo».
Fuente Levante-EMV